Vimianzo. Do mar á terra.

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Sabadelle, una ventana al mar

Vimianzo tiene su ventana al mar en Sabadelle. Entre Traba (Laxe) y Camelle (Camariñas) se sitúa este punto de encuentro entre tierra y mar, donde Vimianzo saborea el agua salada del Atlántico.

La parroquia de Carantoña dibuja su meta de llegada con la pequeña ensenada de Sabadelle. Un antiguo puerto ballenero ocupado desde el siglo XIII por pescadores vascos, y más tarde por pescadores noruegos. Ahora es una pequeña playa de coídos (cantos rodados) enmarcada en un contorno salvaje, con riachuelos que desembocan en el mar, y con una zona boscosa.

La Punta da Sopena divide el “coído” de Sabadelle y el “coído” da Señora, que recibe este nombre porque antiguamente, cuando el mar estaba revuelto, éste era el único puerto que dejaba atracar a los barcos. Si te fijas, puedes encontrar entre las piedras alguna pintada de Manfred Gnädinger, el artista Alemán de Camelle.

Al igual que el resto del municipio de Vimianzo, esta zona también guarda vestigios de los antiguos habitantes del pueblo. En las proximidades aún se encuentran restos de un poblado de origen medieval, en el que se conserva una casa noble del siglo XVI con el escudo del hidalgo Gregorio de Lema, considerado uno de los mejores plateros de Galicia.

Y no podía faltar el testimonio en forma de piedra. El “Pé do Santo” (Pie del Santo), un petroglifo fechado en la Edad del Hierro, así como un paisaje de rocas esculpidas caprichosamente por el viento a lo largo de los siglos.

Un lugar ideal para evadirse y olvidarse de la cotidianidad mirando al mar y escuchando el batir del Atlántico en las rocas y los cantos rodados. Una imagen que despierta los sentidos.